El puente de la Constitución nos ha dado de sí para realizar otra ruta, esta vez por tierras castellanas. Decidimos recorrer parte del sendero de gran recorrido GR-85, este recorre parte de la comarca de Las Merindades, situada al norte de Burgos. Es una comarca a descubrir con rincones de una belleza singular.
Con el frío de la mañana, dispuestos a recorrer la etapa 9 del mencionado GR y de paso aprovechar a visitar la afamada cascada de las Pisas. Partimos de Soncillo, primero por pista, luego un trozo de carretera, volvemos a la pista, siempre siguiendo las marcas rojas y blancas que indican que el sendero es de gran recorrido, hay que decir que está muy bien señalizado y no ofrece ninguna pérdida.
Al cabo de unos 4,5 km. de Soncillo nos adentramos en el bosque de Pisas, un hermoso hayedo, muy sombrío, morada del musgo y de las "barbas de chivo", el recorrido por el arroyo de la Gándara ofrece alguno de los rincones más bellos de la ruta, el más espectacular sin duda es el de la cascada de las Pisas.
Después de intentar sacar unas fotos del lugar, y muy a pesar nuestro, abandonamos el hayedo para seguir camino. Un poco más adelante nos paramos a comer algo en Villabáscones de Bezana, una vez repuestos seguimos el arroyo llegando a la localidad de Quintabaldo, en este punto el arroyo de la Gándara vierte sus aguas en el rio Nela.
A partir de aquí se sigue por el viejo trazado de la vía del ferrocarril Santander-Mediterraneo, llamado también de los dos mares, un proyecto que no llegó a terminarse, y fue desechado cuando apenas quedaba unas decenas de kilómetros de trazado por acabar, de lo último en construirse fue la estación de Yera, situada en la salida del túnel de la Engaña, el cual conectaba tierras burgalesas con tierras pasiegas.
Siguiendo la desmantelada vía férrea en un trazado de unos 4 km., atravesando el río Nela, en dos ocasiones por encima de los puentes del ferrocarril, terminando el recorrido en la localidad de Puentedey, un maravilloso pueblo construido parte de él encima de un puente natural, atribuido al dedo de Dios, aunque es más probable que la paciencia erosionadora del río Nela tanga más que ver en el asunto.
Una vez visitado dicho monumento natural, reponemos fuerzas, tomamos un café y vuelta a Soncillo por el mismo camino, esta vez mucho más ligeros, la noche se nos viene encima y uno empieza a imaginar en viejas leyendas contadas en las frías noches castellanas de invierno, muchas de ellas tiene como protagonistas a las ánimas de los guerreros de pasadas batallas, que al llegar la noche se ponen en pie buscando venganza y sacian su sed con algún caminante que se retrasa o se pierde; esta vez nos libramos de ellas, y con las últimas luces llegamos a nuestro destino, Soncillo.
Con el frío de la mañana, dispuestos a recorrer la etapa 9 del mencionado GR y de paso aprovechar a visitar la afamada cascada de las Pisas. Partimos de Soncillo, primero por pista, luego un trozo de carretera, volvemos a la pista, siempre siguiendo las marcas rojas y blancas que indican que el sendero es de gran recorrido, hay que decir que está muy bien señalizado y no ofrece ninguna pérdida.
Al cabo de unos 4,5 km. de Soncillo nos adentramos en el bosque de Pisas, un hermoso hayedo, muy sombrío, morada del musgo y de las "barbas de chivo", el recorrido por el arroyo de la Gándara ofrece alguno de los rincones más bellos de la ruta, el más espectacular sin duda es el de la cascada de las Pisas.
Después de intentar sacar unas fotos del lugar, y muy a pesar nuestro, abandonamos el hayedo para seguir camino. Un poco más adelante nos paramos a comer algo en Villabáscones de Bezana, una vez repuestos seguimos el arroyo llegando a la localidad de Quintabaldo, en este punto el arroyo de la Gándara vierte sus aguas en el rio Nela.
A partir de aquí se sigue por el viejo trazado de la vía del ferrocarril Santander-Mediterraneo, llamado también de los dos mares, un proyecto que no llegó a terminarse, y fue desechado cuando apenas quedaba unas decenas de kilómetros de trazado por acabar, de lo último en construirse fue la estación de Yera, situada en la salida del túnel de la Engaña, el cual conectaba tierras burgalesas con tierras pasiegas.
Siguiendo la desmantelada vía férrea en un trazado de unos 4 km., atravesando el río Nela, en dos ocasiones por encima de los puentes del ferrocarril, terminando el recorrido en la localidad de Puentedey, un maravilloso pueblo construido parte de él encima de un puente natural, atribuido al dedo de Dios, aunque es más probable que la paciencia erosionadora del río Nela tanga más que ver en el asunto.
Una vez visitado dicho monumento natural, reponemos fuerzas, tomamos un café y vuelta a Soncillo por el mismo camino, esta vez mucho más ligeros, la noche se nos viene encima y uno empieza a imaginar en viejas leyendas contadas en las frías noches castellanas de invierno, muchas de ellas tiene como protagonistas a las ánimas de los guerreros de pasadas batallas, que al llegar la noche se ponen en pie buscando venganza y sacian su sed con algún caminante que se retrasa o se pierde; esta vez nos libramos de ellas, y con las últimas luces llegamos a nuestro destino, Soncillo.
Merece la pena de verdad!!! Yo hice esa ruta con mi grupo eskaut y nos encanto. Id a visitarlo.
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