Ya repuestos de tanta emoción en nuestra primera raquetada, decidimos continuar con la experiencia de caminar por el blanco elemento con cierta comodidad. Debido a los días de sur y las últimas lluvias, la nieve a desaparecido casi por completo del Alto Asón y no nos ha quedado más remedio que buscarla en lugares más lejanos.
Alto Campoo nos ofrece lo que andábamos buscando, nieve en abundancia para recrearnos en nuestro blanco paseo. Igual que no hay dos experiencias iguales nos pasó lo mismo con la nieve, la semana pasada era finísima, apenas recién caída y en polvo, ahora la nieve está dura casi helada, donde las raquetas apenas se hundían y al pisar con ellas se oye un chasquido sordo, como cuando rompes o atraviesas algo crujiente.
Dejamos los coches en el refugio de la carretera de acceso a la Fuente del Chivo, y nuestra meta era intentar subir al pico Tres Mares. Empezamos la caminata y como he dicho anteriormente no hay dos experiencias iguales, en esta ocasión el andar por laderas con mucha más pendiente hace que los tobillos sufran mucho y el caminar se hace mucho más duro, incluso más que cuando subíamos las fuertes pendientes del pico Cornón. Seguíamos avanzando y ya próximos a la cima (nos faltaban unos 100 m. de desnivel) teníamos dos opciones, subir por una pala hasta la cima, o atravesar las laderas del Cornón; decidimos atravesar las laderas empinadas siguiendo la huella de unos esquiadores, y este fue nuestro gran error como posteriormente nos indicó un guía de la estación que llevaba un par de horas observándonos.
Nos enfrentamos a una ladera con una fortísima pendiente, con mucha nieve acumulada y al parecer una de las zonas con más alto riesgo de aludes, algunos de nosotros nos quitamos las raquetas para asegurar mejor la pisada y así, poco a poco avanzamos hasta la seguridad del tramo final de la carretera de la Fuente del Chivo totalmente cubierta de nieve. Pasamos un rato malo, con mucha tensión y en esta ocasión la montaña fue muy generosa con nosotros.
Nos paramos a recuperar fuerzas y aliento y llegó nuestro segundo error, esta vez más liviano, ¿Quien se enfrenta a un alud de esquiadores bajando por la pista de Peña Labra?. Esta es una guerra perdida y lo mejor es dar media vuelta y bajar por terrenos más seguros.
En la bajada hubo tiempo para el divertimiento que supone dejarse caer y resbalar por la nieve cerca de las pistas de esquí.
No pudimos subir al pico Tres Mares pero aprendimos una gran lección y sobre todo, salimos airosos de una mala situación. En cierto modo debemos agradecer al Cornón su tremenda generosidad con la altivez humana.
En esta ocasión entenderéis que no suba el track de la ruta para el GPS, de este forma evitaré que se siga un camino incorrecto que tenga consecuencias no deseadas.
La memoria humana es muy ligera y en seguida olvidamos, lo que en principio es un defecto, se puede convertir en una gran cualidad humana; hay que sacar provecho de las situaciones difíciles, aprender de los errores y olvidar el resto, por ello...
¡Ya estoy deseando calzarme de nuevo las raquetas!.
Alto Campoo nos ofrece lo que andábamos buscando, nieve en abundancia para recrearnos en nuestro blanco paseo. Igual que no hay dos experiencias iguales nos pasó lo mismo con la nieve, la semana pasada era finísima, apenas recién caída y en polvo, ahora la nieve está dura casi helada, donde las raquetas apenas se hundían y al pisar con ellas se oye un chasquido sordo, como cuando rompes o atraviesas algo crujiente.
Dejamos los coches en el refugio de la carretera de acceso a la Fuente del Chivo, y nuestra meta era intentar subir al pico Tres Mares. Empezamos la caminata y como he dicho anteriormente no hay dos experiencias iguales, en esta ocasión el andar por laderas con mucha más pendiente hace que los tobillos sufran mucho y el caminar se hace mucho más duro, incluso más que cuando subíamos las fuertes pendientes del pico Cornón. Seguíamos avanzando y ya próximos a la cima (nos faltaban unos 100 m. de desnivel) teníamos dos opciones, subir por una pala hasta la cima, o atravesar las laderas del Cornón; decidimos atravesar las laderas empinadas siguiendo la huella de unos esquiadores, y este fue nuestro gran error como posteriormente nos indicó un guía de la estación que llevaba un par de horas observándonos.
Nos enfrentamos a una ladera con una fortísima pendiente, con mucha nieve acumulada y al parecer una de las zonas con más alto riesgo de aludes, algunos de nosotros nos quitamos las raquetas para asegurar mejor la pisada y así, poco a poco avanzamos hasta la seguridad del tramo final de la carretera de la Fuente del Chivo totalmente cubierta de nieve. Pasamos un rato malo, con mucha tensión y en esta ocasión la montaña fue muy generosa con nosotros.
Nos paramos a recuperar fuerzas y aliento y llegó nuestro segundo error, esta vez más liviano, ¿Quien se enfrenta a un alud de esquiadores bajando por la pista de Peña Labra?. Esta es una guerra perdida y lo mejor es dar media vuelta y bajar por terrenos más seguros.
En la bajada hubo tiempo para el divertimiento que supone dejarse caer y resbalar por la nieve cerca de las pistas de esquí.
No pudimos subir al pico Tres Mares pero aprendimos una gran lección y sobre todo, salimos airosos de una mala situación. En cierto modo debemos agradecer al Cornón su tremenda generosidad con la altivez humana.
En esta ocasión entenderéis que no suba el track de la ruta para el GPS, de este forma evitaré que se siga un camino incorrecto que tenga consecuencias no deseadas.
La memoria humana es muy ligera y en seguida olvidamos, lo que en principio es un defecto, se puede convertir en una gran cualidad humana; hay que sacar provecho de las situaciones difíciles, aprender de los errores y olvidar el resto, por ello...
¡Ya estoy deseando calzarme de nuevo las raquetas!.
Enhorabuena Rahy, por esta entrada. Me alegro mucho de vuestra buena suerte y sobre todo de la actitud de aprender de los errores y de las situaciones difíciles. MUY POSITIVA. Os auguro mucho disfrute en la próxima raquetada. Un beso, Bego
ResponderEliminarHola Rufo,
ResponderEliminarMe quedo con tu último párrafo. ¡Qué difícil es!
La memoria es débil.
El que suscribe,
con la bota rota de atizarle
siempre a la misma piedra ...
Javi.