Después del paso del ciclón Xynthia, o como se le ha denominado "la tormenta perfecta", aunque da más miedo el apodo de lo que realmente fue y su paso ha sido menos destructor de lo que se esperaba. Aquí en Cantabria nos ha dejado alguna racha por encima de los 140 km/h, pero sinceramente, recuerdo alguna noches con más viento que el producido por este huracán. Bueno el caso es que nos ha dejado mucho viento sur con altas temperaturas, y esto significa como bien saben por estas latitudes que cuando hay sur, la nieve desaparece en cuestión de horas con el consiguiente aumento de los caudales de los ríos cántabros. Con este panorama, sin nieve y con fuertes vientos, lo mejor es olvidarse de las raquetas y realizar otra ruta... y es aquí donde empieza nuestra pequeña aventura.
Como he dicho alguna vez el Alto Asón es un lugar sorprendente, maravilloso y tremendamente mágico. Hay lugares y rincones que hacen volar la imaginación de los montañeros que recorren sus entrañas, y sin lugar a dudas uno de los lugares más sorprendentes son los laberintos del Asón, que han sido forjado por miles de años de erosión en la piedra caliza. Recorrer uno de estos laberintos es adentrarse en otro mundo alejado del nuestro, diría con total certeza que entramos en otra dimensión donde la leyenda y la mitología tienden sus redes y nos atrapa, recuperando la imaginación que desgraciadamente perdemos al dejar nuestra niñez.
No sé como llegamos hasta ellos, creo que Anjana me ha borrado el camino de la memoria, celosa que tan valioso lugar quede en manos desalmadas. Me acuerdo de ir avanzando por el terreno y ante nuestros ojos surge una gran mole de piedra, guardiana del laberinto nos mira desafiante y preguntándose, ¿ A donde van semejantes mortales?. Un poco más adelante surge entre las rocas la entrada del laberinto. Mejor reponer fuerzas para enfrentarnos a tan tremenda hazaña.
Inmersos en otra dimensión vamos descubriendo la preciada obra de la montaña, disfrutando de cada vuelta, con la boca abierta y embobados de tan maravillosa creación, la mirada busca la luz así como las hayas intentan subir más altas que las lisas paredes de este laberinto, pero es una tarea imposible y la roca gana la batalla. Como los niños que siguen al flautista de Hamelín, nuestras piernas van solas y poco a poco nos van llevando al centro del laberinto; de repente, un sudor frío recorre nuestras frentes y nos empiezan a entrar las dudas, ¿Volveremos a salir?, o quedaremos atrapados para siempre en este lugar como los marineros quedan atrapados con el cautivador canto de las sirenas.
Cuando pensamos que aquí se acaba nuestro destino, cansados de buscar la salida y dispuestos a esbozar el último adiós, de repente, a lo lejos como en un sueño vemos un aura muy luminosa, o quizás será un rayo de luz entre las rocas, creo que nuestra imaginación empieza a delirar y la barrera entre lo real e imaginario se vuelve muy tenue, pero decidimos seguirla y poco a poco las paredes del laberinto se van achicando y perdiendo altura. Reptando entre las rocas volvemos a ver la tíbia luz del sol, el circo de Bustalveinte, las alturas del picón del fraile y el Pizarras todavía con nieve.
Poco a poco vamos recobrando el entendimiento, y a nuestros oídos todavía llega la llamada mágica de la montaña, nos reclama y nos ofrece calor y acogimiento, pero evitamos oírla y decidimos seguir nuestro camino parando para reponer fuerzas en una soleada campa.
Aún hoy cuando cierro los ojos oigo su llamada en la distancia, tenue pero insistente y me pregunto si he elegido el camino correcto.
Os dejo las fotos de tan tremenda hazaña y lo siento pero esta vez la tecnología no puede con las leyendas, y Anjana también ha borrado el rastro de esta ruta en la memoria del GPS, por lo tanto no puedo ofreceros el track del camino.
Como bien dice Javi: Las leyendas...Leyendas son.
Como he dicho alguna vez el Alto Asón es un lugar sorprendente, maravilloso y tremendamente mágico. Hay lugares y rincones que hacen volar la imaginación de los montañeros que recorren sus entrañas, y sin lugar a dudas uno de los lugares más sorprendentes son los laberintos del Asón, que han sido forjado por miles de años de erosión en la piedra caliza. Recorrer uno de estos laberintos es adentrarse en otro mundo alejado del nuestro, diría con total certeza que entramos en otra dimensión donde la leyenda y la mitología tienden sus redes y nos atrapa, recuperando la imaginación que desgraciadamente perdemos al dejar nuestra niñez.
No sé como llegamos hasta ellos, creo que Anjana me ha borrado el camino de la memoria, celosa que tan valioso lugar quede en manos desalmadas. Me acuerdo de ir avanzando por el terreno y ante nuestros ojos surge una gran mole de piedra, guardiana del laberinto nos mira desafiante y preguntándose, ¿ A donde van semejantes mortales?. Un poco más adelante surge entre las rocas la entrada del laberinto. Mejor reponer fuerzas para enfrentarnos a tan tremenda hazaña.
Inmersos en otra dimensión vamos descubriendo la preciada obra de la montaña, disfrutando de cada vuelta, con la boca abierta y embobados de tan maravillosa creación, la mirada busca la luz así como las hayas intentan subir más altas que las lisas paredes de este laberinto, pero es una tarea imposible y la roca gana la batalla. Como los niños que siguen al flautista de Hamelín, nuestras piernas van solas y poco a poco nos van llevando al centro del laberinto; de repente, un sudor frío recorre nuestras frentes y nos empiezan a entrar las dudas, ¿Volveremos a salir?, o quedaremos atrapados para siempre en este lugar como los marineros quedan atrapados con el cautivador canto de las sirenas.
Cuando pensamos que aquí se acaba nuestro destino, cansados de buscar la salida y dispuestos a esbozar el último adiós, de repente, a lo lejos como en un sueño vemos un aura muy luminosa, o quizás será un rayo de luz entre las rocas, creo que nuestra imaginación empieza a delirar y la barrera entre lo real e imaginario se vuelve muy tenue, pero decidimos seguirla y poco a poco las paredes del laberinto se van achicando y perdiendo altura. Reptando entre las rocas volvemos a ver la tíbia luz del sol, el circo de Bustalveinte, las alturas del picón del fraile y el Pizarras todavía con nieve.
Poco a poco vamos recobrando el entendimiento, y a nuestros oídos todavía llega la llamada mágica de la montaña, nos reclama y nos ofrece calor y acogimiento, pero evitamos oírla y decidimos seguir nuestro camino parando para reponer fuerzas en una soleada campa.
Aún hoy cuando cierro los ojos oigo su llamada en la distancia, tenue pero insistente y me pregunto si he elegido el camino correcto.
Os dejo las fotos de tan tremenda hazaña y lo siento pero esta vez la tecnología no puede con las leyendas, y Anjana también ha borrado el rastro de esta ruta en la memoria del GPS, por lo tanto no puedo ofreceros el track del camino.
Como bien dice Javi: Las leyendas...Leyendas son.
Rufo, fantástico relato de un día formidable, las fotos preciosas aunque la realidad siempre es mucho mejor. Gracias, Bego
ResponderEliminarUna narración preciosa Ruf.Hay que seguir buscando... pues ahí no se acaban todos los recobecos....
ResponderEliminarSaludos
Soberbia entrada, Rufo!
ResponderEliminarMe has dejado sin palabras ;)
Un bonito y agradable relato entre la realidad y la leyenda. ¡Tal y como se merece un lugar como éste!
Hoy Anjana te ha inspirado al escribir, je, je, se me ha hecho corto el relato, tendremos que volver, para así poder leerte de nuevo. :)
Saludos,
Javi.
Seguro que tenemos que volver, sigo pensando que el lugar es más grande de lo que vimos, hay que descubrir nuevas entradas.
ResponderEliminarVolveremos al corazón de Asón.
Bueno Rufo, no tengo palabras para esta magnifica narración, fotos preciosas, y lo de volver está hecho. Porque tiene mucho por descubrir (y nos está llamando)
ResponderEliminarMuy bueno el relato, segun le vas leyendo notas algunas de las sensaciones que describes, algo de morriña será.
ResponderEliminarLas fotos geniales, como siempre.
Saludos
Cote
Bueno Rufo, la narración y las fotos fantástico,el lugar impresionante, para volver pues hay mucho por descubrir.
ResponderEliminarEspero saber hacer esto.
Bueno Rufo, la narración y las fotos fantásticas.
ResponderEliminarClarito que hay que volver a descubrir más entradas porque estos Collados son únicos.
Tú, te nutres de rutas que encuentras en muchos lugares (paginas web, foros, etc.) pero encima de no mencionarlos, ahora tampoco compartes.
ResponderEliminarTe excusas en "Anjana". Ja...Ja.