En esta ocasión nos hemos quedado cerca de casa recorriendo la sierra de Cabarga, una sierra muy conocida por los habitantes de la comarca de transmiera ( hay un dicho en la comarca que dice: "Cabarga con montera, lluvia en Transmiera"). Y aunque suene pretencioso es de suponer que también es conocida por toda España, ya que dentro de esta sierra se encuentra el afamado e impresionante parque de la naturaleza de Cabárceno. En la cima de Peña Cabarga se encuentra el monumento al Indiano o más llanamente llamado "El Pirulí de Cabarga", que ofrece el mejor mirador a Santander, su bahía y a la ría de Solía, además si el día esta claro y despejado se pueden observar prácticamente la totalidad de las sierras y alturas Cántabras.
A Peña Cabarga se puede subir desde varios sitios, los más conocidos son desde Santiago de Heras, San Salvador y Pámanes. Nosotros usaremos otro camino que recorrerá prácticamente toda la sierra de sur a norte, para ello nos dirigiremos a la Concha de Villaescusa, un pequeño pueblo muy especial para nosotros y que nos trae muy buenos recuerdos, fue nuestro lugar de veraneo durante muchos años y en el caso de Ana desde que tenía pañales, ya que su abuela materna es de esta localidad.
Quedamos en la Finca de Riosequillo donde dejamos los coches, esta vez somos unos cuantos y contamos con unos guías de lujo: Cote y la pequeña Raquel, toda una campeona que poco a poco va cogiendo afición, aunque el recorrido es largo y en alguna ocasión necesita ayuda.
Nos encaminamos a la antigua estación de tren de La Concha y atravesamos la vía verde que parte de el Astillero hasta las puertas de entrada del Parque de Cabárceno en Obregón. Pronto empezamos a subir por una cuesta embarrada por las lluvias caídas durante los días anteriores. Paso paso vamos cogiendo altura y al cabo de una media hora estamos en un pequeño collado muy cerca del mirador del Rubí, excelente mirador del parque de Cabárceno.
Quedamos en la Finca de Riosequillo donde dejamos los coches, esta vez somos unos cuantos y contamos con unos guías de lujo: Cote y la pequeña Raquel, toda una campeona que poco a poco va cogiendo afición, aunque el recorrido es largo y en alguna ocasión necesita ayuda.
Nos encaminamos a la antigua estación de tren de La Concha y atravesamos la vía verde que parte de el Astillero hasta las puertas de entrada del Parque de Cabárceno en Obregón. Pronto empezamos a subir por una cuesta embarrada por las lluvias caídas durante los días anteriores. Paso paso vamos cogiendo altura y al cabo de una media hora estamos en un pequeño collado muy cerca del mirador del Rubí, excelente mirador del parque de Cabárceno.
Después de saludar a los monos nos salimos del parque por una pista que parte a la izquierda de la zona de los linces europeos, seguimos esta pista y vamos pasando por los restos del trazado por donde bajaban el mineral hasta la ría (según nos cuenta Cote), de lo que fue una explotación minera milenaria que cambió el paisaje de esta sierra, en cierto modo y sin ánimo de compararlo, el paisaje de Cabárceno tiene cierta similitud con las Médulas del Bierzo, otra gran explotación milenaria a cielo abierto.
Seguimos avanzando con vistas a Santander y a su bahía que no nos dejarán hasta la cima de Peña Cabarga, antes de subir la parte más empinada de la ruta recuperamos fuerzas con unas barritas energéticas y calmamos la sed. Después de subir el último repecho que nos lleva a la cima, el viento gélido nos recibe y nos obliga a arroparnos. Una vez entrados en calor nos deleitamos con las vistas que ofrece este mirador natural.
Comimos al resguardo del viento con vistas a la comarca de Transmiera y a nuestra casa que la vemos perfectamente desde esta altura. Después de acabar la comida y reposarla durante unos minutos, volvimos por nuestros pasos hasta la Concha, pero antes nos paramos a despedirnos de nuestros amigos los monos y a disfrutar por unos minutos de la vista de Cabárceno, que luce un intenso verde primaveral.
Una vez llegados a la Concha y para terminar la jornada Cote y Tere nos prepararon un delicioso café acompañado con unas pasta de Toledo, ¡Uhhh que ricas!...
Este ugar es muy bonito,sobretodo la Finca del Rosequillo. Yo fuy alumna cuando era un colegio público.
ResponderEliminarTienes razón Ana, la Finca de Rosequillo es muy bonita. Nosotros tenemos muy buenos recuerdos de La Concha de Villaescusa. Es un pueblo muy tranquilo y bonito.
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