martes, 8 de marzo de 2011

Circular Soto-Collado Rumaceo (Invernal)


Las nieves han vuelto de nuevo a las montañas cántabras y tenemos que aprovechar la ocasión. Después de divagar los posibles destinos (Porracolina, Mediajo Frío, Liguardi, …), optamos por hacer algún recorrido nuevo. Barajamos la posibilidad de salir desde el puerto de Palombera y encaminarnos hacía el collado de Rumaceo, pero como no sabíamos en que condiciones estaba el puerto y si podríamos dejar los coches en el alto, optamos por salir desde Soto y realizar la ruta marcada como PRS-86.
El pueblo de Soto, nos recibe con las galas blancas y tenemos una mañana fría y soleada. Es un día perfecto para disfrutar de la nieve.
Empezamos la ruta con las raquetas al hombro, aunque hay suficiente nieve, las pisadas de los tractores nos obliga a esperar para poder usarlas.
Según vamos avanzando van apareciendo alguna que otra calva, sobre todo en las zonas más venteadas. Llegamos a las laderas del Liguardi y nos encontramos con el cruce de caminos que viene de Proaño.
La falta de nubes, la ausencia de viento y un sol radiante, hacen que la temperatura ambiente sea muy agradable. Animados vamos avanzando por una nieve cada vez más blanda. Según vamos ganando altitud hay más espesor de nieve, ahora nos cuesta más avanzar.
Llegados al collado de Rumaceo nos espera la recompensa al esfuerzo. Es uno de los sitios más bonitos de Cantabria. Me refiero a la panorámica del Pico Cordel, Collado de Sejos, los Cantos de la Borrica, y como colofón, los Picos de Europa.
Buscamos unas piedras para sentarnos a comer. Tenemos mesa en el mejor restaurante, el que tiene las mejores vistas.
El hornillo de Javi nos ofreció el broche de oro. Mientras me tomo un café con leche condensada, contemplo tan embriagadora panorámica. El paraíso existe y no está en el cielo, lo pisamos día a día, solo que no nos paramos para verlo. Tenemos que aprender a dejarnos llevar, sin prisas, tomándonos nuestro tiempo, entonces oiremos ecos, sonidos lejanos que poco a poco van tomando forma, hasta que se convierten en una dulce melodía
Siguiendo más o menos el trazado del PRS 86, volvemos a Soto. Las piernas empiezan a estar cansadas, la nieve está muy blanda y cuesta avanzar. Atravesamos una zona boscosa que nos lleva prácticamente a la entrada del pueblo, solo nos separan unas campas, donde moran unos cuantos caballos.
Hemos disfrutado de un hermoso día, nos hemos quitado el “mono” de nieve y creo que voy a tener unas agujetas de muerte. Pero estoy tremendamente satisfecho, hay que aferrarse a los buenos momentos y disfrutarlos.
El sol se va, y nosotros nos marchamos al calor del hogar.
         

1 comentario:

  1. Enhorabuena! Tienes unas cuantas fotos preciosas. ;)

    Je, je, el hornillo es la mitad del broche, la otra mitad la llevabas tú "liofilizada".

    Buen tute nos pegamos, y eso que me quedé con las ganas de llegar arriba ...

    Javi.

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