lunes, 2 de mayo de 2011

Peña del Moro

En la pasada Semana Santa se  realizaron las III Jornadas Montaña Cantábrica. Dentro de las jornadas se organizó la ruta popular “Subida a la Peña del Moro”. Aprovechando que la ruta está recién marcada y de paso echar un vistazo a la recién creada ferrata del Cáliz, decidimos realizar el mismo recorrido.
Dejamos los coches en el aparcamiento de las  Cuevas de Covalanas. Y descendemos por el camino que parte de Ramales a las Cuevas de Covalanas. Un poco más adelante nos encontramos con la ferrata, de momento la dejaremos para otra ocasión, cuando tengamos los equipos necesarios para realizar la escalada.
Seguimos bajando en dirección a Ramales, al cabo de unos cientos de metros nos encontramos unas marcas rojas que indican el comienzo de la ruta. Empezamos a disfrutar, con unos pasos que han sido asegurados con cables y cuerdas.
La senda va ganando altura muy rápidamente entre la abundante vegetación, al poco tiempo nos encontramos con la salida o parte final de la Ferrata, hay un pequeño puente nepalí al final de la escalada.
El camino sigue ganando altura atravesando un bosque cerrado donde abundan las encinas. Es una senda muy bonita y pronto llegaremos al denominado Valle del Silencio. La senda sigue avanzando en zona boscosa, el bosque es tan cerrado que apenas entra la luz del sol.
Cuando salimos del bosque estamos debajo de la cara norte de la Peña del Moro, ahora tenemos que bordear la peña para iniciar la ascensión por la cara sur.
Una vez en la cara sur, iniciamos la subida entre restos de actividades mineras, la pendiente se acrecienta hasta que llegamos a un pequeño collado justo en el centro de las dos cumbres. Obviamos la cumbre oriental para subir a la occidental.
Buenas vistas las que hay desde esta cima, descansamos y realizamos la bajada por la cresta hacia Sopeña, para buscar un camino muy bien trazado, seguramente era el acceso a las minas del lugar.
Bajamos por La Callejuela, preciosa zona, donde han asegurado el camino por medio de peldaños y barandillas de madera.
Pasado La Callejuela entramos otra vez en un bosque, esta vez se trata de un hayedo bien conservado, luego alternaremos con plantaciones de pinos hasta llegar al fondo del valle donde vuelven a aparecer la flora autóctona.
Una preciosa senda entre árboles recorre la ribera del río Calera, ya estamos llegando a los aparcamientos de Covalanas, este es el fin de nuestra ruta. Aprovechamos una de las mesas que han puesto para comer y de paso disfrutamos del sol que ha vencido a la capa de nubes.
Una ruta muy interesante que recorre lugares de sorprendente belleza, bosques de encinas, hayedos, pinares y como no podía ser de otra manera, pisaremos la roca caliza tan típica de estos montes. Espero la mantengan limpia, porque realmente merece la pena repetirla.
         

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