domingo, 27 de junio de 2010

Desfiladero de la Yecla y el Pozo Azul de Covanera.


Todo lo que tiene un principio, tiene un final. Nuestra instancia por estas maravillosas sierras repletas de pinos llega a su fin. Tenemos que volver a casa, pero tenemos todo el domingo por delante y de camino visitaremos un par de zonas más: El Desfiladero de la  Yecla y el Pozo Azul de Covanera.

Recogemos y cargamos el coche, abandonamos el camping de Covaleda y nos dirigimos a Santo Domingo de Silos. Seguimos las indicaciones que nos llevan al Desfiladero de la Yecla, pasados un par de túneles hay aparcamiento para los coches. Desde la carretera no se distingue el profundo y estrecho desfiladero que hay más abajo.


Bajamos de los coches y nuestros amigos los buitres nos están observando desde sus atalayas rocosas,  desde luego que hay una numerosa colonia, los vemos por todas partes, observando lo que ocurre a su alrededor.



Justo donde esta la boca del túnel, están las escaleras que bajan al desfiladero. Una serie de pasarelas y puentes recorren los cerca de 500 m. de este encajonamiento del río, por abajo de las pasarelas, el río se abre paso entre las rocas, formando cascadas y marmitas de gigante. Es tan estrecho que a lo largo del recorrido extiendes los brazos y tocas las dos paredes verticales. Los niños se lo están pasando en grande, alucinados con la pasarela que recorre las paredes tan estrechas y verticales.



Una vez realizado el recorrido por esta estrecha garganta nos dirigimos al norte, a Covanera. Visitaremos el Pozo Azul, una surgencia kárstica del río que da un color azul intenso a las aguas que manan de la piedra. Es un paseo corto desde el pueblo, apenas 5 minutos nos lleva recorrer la senda que conduce a este lugar, contemplamos el pozo y Yaiza como si fuera una cabra, busca otro punto de vista del nacimiento,, encaramándose por encima de las rocas que rodean el pozo.


 Damos por terminado nuestro fugaz viaje de cuatro días, con ganas de repetir la experiencia. Hay tantos caminos que no hemos podido recorrer, creo que es un verdadero paraíso para los senderistas, cientos de caminos y pistas recorren los pinares y las sierras situadas entre las provincias de La Rioja, Burgos y Soria. Una porción de nuestra querida Península Ibérica repleta de naturaleza salvaje. Seguro que tendremos otra ocasión de volver a estas sierras, quizás por la vertiente riojana, en busca de mis orígenes maternos en Angüiano, que tantos recuerdos de veranos pasados me vienen a la memoria, con los roquedos, las huertas y el río Najerilla como protagonistas...

                                              


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