sábado, 9 de octubre de 2010

Sierra de la Alcomba desde Ogarrio

Volvemos de nuevo a Ogarrio, teníamos una cita pendiente con la sierra de Alcomba y en particular con su máxima altura, el pico Rubrillu, Robrillo, La Comba o más tétricamente llamado Montes del infierno. Más tarde descubrimos el porque de este nombre…
El día amenaza lluvia, pero el viento del sur de momento la mantiene alejada de nosotros, la temperatura es muy agradable, impropia de los días otoñales.Empezamos a andar desde la plaza de Ogarrio en dirección al collado de San Miguel, la senda está bien marcada y es de sobra conocida por nosotros.
Entre charlas y risas avanzamos, ganando altura hasta llegar al collado. Hacía el oeste se eleva la sierra del Mullir, al este, la sierra de la Alcomba.  Bordeando un enorme hoyo para dirigirnos al este, seguimos las marcas ganando altitud con vistas a Ogarrio, al valle de Asón y a los macizos de Hornijo, Alto Asón y de Castro Valnera. Al Oeste se van formando una negrura en el cielo que poco a poco se va acercando, ya podemos oler a la lluvia, pero de momento no nos alcanza.
Entre hierba y rocas crecen unos deliciosos manjares en forma de setas y hongos, que son aprovechados por Pili y Javi, que empiezan a ser buenos micólogos. Ahora nos adentramos en las entrañas de esta sierra, recorriendo los hoyos salpicados de hermosas hayas, hasta llegar a un pequeño y hermoso bosque de hayas. Seguimos de frente en dirección este, buscando la cima de Rubrillo, el bosque lo dejamos a mano derecha, y seguimos de frente buscando el camino que baja a la Alcomba.
Nada más pasar el bosquete vemos el camino, lo seguimos hasta un cercano collado. En el alto del collado unos hitos a nuestra izquierda nos indican el camino se subida al pico. El camino se vuelve más agreste y avanza por zona de lapiaz y garmas. Un curioso monolito calizo nos indica el camino a seguir, ya vemos el vértice geodésico de la cima, ya nos queda poco por recorrer.
De pronto el camino se torna más complicado, hay que avanzar en una garma con piedras de punta y muy afiladas, un pal paso puede resultar fatal. Vamos asegurando el paso poco a poco, aunque la hierba dificulta la tarea, entre tanteo y tanteo vamos avanzando, ahora bordeando una enorme y profunda sima. Algunos decidimos dejar las mochilas y los bastones que en vez de ayudar dificultan la tarea. Ahora es el momento de fiarse de las manos y agarrarse a las piedras como si nos fuera la vida en ello, ahora entendemos la etimología del nombre de este monte.
El paisaje es tremendamente hermoso, errático, una mezcla de infierno de piedra y vida en forma de hayas, algún tejo y pequeños arbustos que intenta colonizar la garma.
Después de alguna pequeña trepada llegamos a la cumbre. Nos hacemos la foto, contemplamos las vistas y volvemos por nuestros pasos, no nos imaginamos pasar por el complicado lapiaz con la roca mojada. Recogidas las mochilas y los bastones nos vamos en busca de un lugar mas resguardado para comer.
 
Una vez comidos y descansados realizamos el camino de vuelta. Seguimos por el camino que nos lleva al pueblo La Alcomba, al llegar a las primeras casas nos desviamos a la derecha para coger la carretera que baja a Barruelo. La recorremos algo más de un kilómetros hasta llegar a unas curvas pronunciadas, donde nos desviamos de nuevo a la derecha para coger un camino que nos lleva por el barrio de la Sota y que se dirige a Ogarrio.
Saldamos nuestra cuenta particular con la sierra de La Alcomba nos merecemos un café, que tomamos gustosos en el siempre acogedor Ogarrio.

                 

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