martes, 15 de septiembre de 2009

Montaña Palentina. Espigüete

Su silueta es inconfundible, ya la ves desde Aguilar de Campoo, emerge de la tierra como una imponente pirámide de blanca caliza que se eleva hasta los casi 2500 mts. de altura, sola, como maldita. Poco a poco te vas acercando por la carretera de los pantanos y aún te parece más alta y hermosa, y te preguntas ¿Por donde voy a subir este murallón?...

Hace dos años, pasamos una semana de vacaciones en Cardaño de Arriba, y una de las rutas que intentamos hacer, fue subir al Espigüete desde Cardaño de Abajo por la pedrera de la casa sur, nuestro intento fue fallido, se nos antojó difícil de subir, y sobre todo temíamos la bajada, y como cuando uno no lo ve claro, lo mejor es abandonar, y dejarlo para otra ocasión.

Hemos vuelto de vacaciones, y no podíamos faltar a la cita del Espigüete, esta vez con más experiencia, los niños más grandes, la grata compañía de Pili y dispuestos a no fallar. En esta ocasión lo vamos a intentar por la cresta desde el aparcamiento, desde donde empieza la Senda del Mazobre, la bajada por la pedrera de la cara norte.

Así es como empezamos nuestras vacaciones en la Montaña Palentina, nada más instalarnos en la casa rural de Cardaño de Arriba, ¡a por el Espigüete!.

Dejamos el coche en el aparcamiento y sin respiro empiezas a subir, y subir, y subir. Vas pasando pasos aéreos, aunque con la piedra seca no ofrece peligro, hay algún paso donde hay que extremar la precaución, con viento ni se me ocurre. Cuando parece que vamos a llegar, a la cima Pili se desmorona, ¡ Todavía nos quedan dos cimas más !. Seguimos adelante y por fin pisamos la cima donde está el mojón. Lo hemos conseguido, esta vez la montaña nos ha complacido, pero las placas del lugar nos recuerdan que no hay que bajar la guardia.


Después de disfrutar de las vistas y descansar, intentamos la bajada por la pedrera norte, en un saliente o terraza nos sentamos a comer y a cavilar por donde bajar con la mayor seguridad posible.

Una vez calmada el hambre, empezamos la bajada por un paso resbaladizo, con mucha piedra suelta, sin prisas lo fuimos bajando, siempre intentando buscar los pasos más seguros, Ana nerviosa y cuidando la pisada, al final poco a poco vamos bajando. Más abajo nos acercamos a las entradas de las simas del lugar y al final, como recompensa, un baño en las cascadas del Mazobre.

Ilusionados como niños por haber cumplido con un sueño temeroso y atrayente a la vez, nos retiramos a descansar y a ver las fotos de la jornada.

  1. Fotos de la Ruta.
  2. Track para Garmín.
  3. Track para CompeGps.


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