Esta es la cuarta vez en dos años que visitamos esta maravillosa sucesión de picos que separan los valles del río Miera y del río Pisueña, si bien sus alturas no son relativamente elevadas, estas se cortan espectacularmente a la vertiente del río Pisueña ofreciendo una verdadera muralla verde, porque si algo sorprende estas montañas es el verdor que visten en la primavera y en el verano.
En todas las demás ocasiones no ha habido manera de recorrer todos los picones de esta singular crestería, por ello en esta ocasión intentaríamos quitarnos una espinita clavada desde hace dos años.
La primera idea era realizar un circuito desde el barrio de La Concha, pero decidimos cambiar la ubicación y realizarla desde el alto del Caracol volviendo por el hayedo de Zamina, situado en la vertiente del valle del Miera. Este hayedo es el de mayor tamaño del valle del río Miera y es un relicto de lo que sería todo el valle antes de ser desforestado por la imparable actividad metalúrgica de las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada.
Empezamos bien la mañana, el día está soleado y parece que este va a ser nuestro día. Según vamos avanzando hacía el alto de Coterotejo vamos viendo las primeras nubes de evolución en el horizonte, pero los picones siguen despejados. Una vez llegados a Coterotejo, visualizamos toda la hilera de picos con la hierba aún de color marrón quemada por la nieve caída en el invierno. Según nos vamos acercando a las primeras cumbres, las nubes hacen su aparición por la vertiente pasiega y van ascendiendo por la ladera empezando a cubrirlos.
Desde luego lo nuestro con estas cumbres es de juzgado de guardia, otra vez las dudas nos vienen a la cabeza, como esto siga así hoy no acabamos la ruta y tenemos que volver. En los siguientes minutos el cielo poco a poco se va encapotando y las nubes siguen subiendo por las laderas llevadas por el viento. Por suerte al llegar a las cumbres de los picones se elevan y no llega a cubrirlos, pero nos oculta todo el paisaje pasiego.
Al final pudimos realizar todo el cresterío y entre jirones de niebla pudimos adivinar a la cercana Vega de Pas. Llegados a el Portillo Ocijo, vamos girando de vuelta a el alto del Caracol buscando el camino que bordea las cabañas pasiegas más elevadas cercanas al hayedo.
Es hora de reponer fuerzas, tomar un trago de vino y descansar las piernas al pie de una cabaña pasiega.
Como todavía nos queda mucho camino lo mejor es recoger y ponerse a andar. Vamos avanzando por las laderas herbosas entrado y saliendo siguiendo la silueta de la montaña, al cabo del tiempo el camino nos guarda una grata sorpresa, pasadas unas cabañas el camino se vuelve calzada de piedra que se adentra en el corazón del hayedo, un par de maravillosos kilómetros entre hayas, garmas, lapiaces y profundos hoyos, sin duda un hermoso secreto el que guarda el hayedo de Zamina.
Salimos del hayedo en una fuerte pendiente y a lo lejos vemos las antenas del alto de Coterotejo, la ruta está a punto de terminar y nos lanzamos por la pista atrochando por donde podemos hasta llegar de nuevo a los coches.
Por fin hemos realizado la vuelta al completo, aunque nos vamos con un ligero mal sabor de boca al no poder contemplar en todo su esplendor los valles pasiegos de Pas y Carriedo.