domingo, 27 de junio de 2010

Desfiladero de la Yecla y el Pozo Azul de Covanera.


Todo lo que tiene un principio, tiene un final. Nuestra instancia por estas maravillosas sierras repletas de pinos llega a su fin. Tenemos que volver a casa, pero tenemos todo el domingo por delante y de camino visitaremos un par de zonas más: El Desfiladero de la  Yecla y el Pozo Azul de Covanera.

Recogemos y cargamos el coche, abandonamos el camping de Covaleda y nos dirigimos a Santo Domingo de Silos. Seguimos las indicaciones que nos llevan al Desfiladero de la Yecla, pasados un par de túneles hay aparcamiento para los coches. Desde la carretera no se distingue el profundo y estrecho desfiladero que hay más abajo.


Bajamos de los coches y nuestros amigos los buitres nos están observando desde sus atalayas rocosas,  desde luego que hay una numerosa colonia, los vemos por todas partes, observando lo que ocurre a su alrededor.



Justo donde esta la boca del túnel, están las escaleras que bajan al desfiladero. Una serie de pasarelas y puentes recorren los cerca de 500 m. de este encajonamiento del río, por abajo de las pasarelas, el río se abre paso entre las rocas, formando cascadas y marmitas de gigante. Es tan estrecho que a lo largo del recorrido extiendes los brazos y tocas las dos paredes verticales. Los niños se lo están pasando en grande, alucinados con la pasarela que recorre las paredes tan estrechas y verticales.



Una vez realizado el recorrido por esta estrecha garganta nos dirigimos al norte, a Covanera. Visitaremos el Pozo Azul, una surgencia kárstica del río que da un color azul intenso a las aguas que manan de la piedra. Es un paseo corto desde el pueblo, apenas 5 minutos nos lleva recorrer la senda que conduce a este lugar, contemplamos el pozo y Yaiza como si fuera una cabra, busca otro punto de vista del nacimiento,, encaramándose por encima de las rocas que rodean el pozo.


 Damos por terminado nuestro fugaz viaje de cuatro días, con ganas de repetir la experiencia. Hay tantos caminos que no hemos podido recorrer, creo que es un verdadero paraíso para los senderistas, cientos de caminos y pistas recorren los pinares y las sierras situadas entre las provincias de La Rioja, Burgos y Soria. Una porción de nuestra querida Península Ibérica repleta de naturaleza salvaje. Seguro que tendremos otra ocasión de volver a estas sierras, quizás por la vertiente riojana, en busca de mis orígenes maternos en Angüiano, que tantos recuerdos de veranos pasados me vienen a la memoria, con los roquedos, las huertas y el río Najerilla como protagonistas...

                                              


FOTOS

sábado, 26 de junio de 2010

El Cañón del Río Lobos


El día amanece nublado y con posibilidades de tormentas, metemos los chubasqueros en las mochilas y nos dirigimos a San Leonardo de Yagüe, sabedores de que la ruta la hoy será larga pero muy cómoda, sin desniveles, más parecida a un paseo primaveral a la orilla de un río. Hoy recorreremos parte de la senda PR-SOBU 65, traducido como la Senda del Río, la cual transcurre integramente dentro del Parque Natural Cañón del Río Lobos.

El Cañón del Río Lobos, es un espectacular cañón de grandes paredes verticales de roca caliza, este cañón lo ha trazado el discurrir del río Lobos. Tiene una distancia de 24 km. y parte de la localidad burgalesa de Hontoria del Pinar y termina en el nacedero del río Ucero en tierras sorianas. El Cañón tiene una gran riqueza paisajística, se pueden visitar alguna cueva y la afamada ermita Templaria de San Bartolomé. Como en todos los cañones de roca caliza, nos vamos a encontrar con colonias de buitres leonado, aparte de una variada fauna y flora.

Nosotros al tener un solo coche no podemos realizar la ruta completa desde Hontoria hasta Ucero, vamos a andar solo una parte del sendero que va desde el puente de los Siete Ojos, hasta la ermita de San Bartolomé. Este trazado como nos dijo la guía del aparcamiento del puente de los Siete Ojos es el más bucólico y hermoso, aunque el recorrido desde Hontoria del Pinar es más agreste, sin embargo el río desaparece y vuelve a aparecer en varios puntos, lo que nos influyó para decidirnos por el camino bucólico.

Al estar más al sur de los picos de Urbión, el cielo se ha abierto y las tormentas no amenazan de momento por estos lugares. Empezamos a andar y en los dos primeros kilómetros solo encontramos alguna charcas medio secas en el trazado del río. La senda atraviesa el río varias veces, y en todos los pasos han puesto unos grandes bloques de piedra para sortear el cauce, aunque en alguno de estos pasos el agua no ha hecho acto de presencia. Ana y los niños se divierten emulando a Daniel Sam y la postura de la grulla en Karate Kid, cuando atraviesan por uno de estos pasos, creo que Yaiza es la mejor alumna.



Pasados los dos primeros kilómetros de recorrido, el río vuelve a surgir y con él la vida acuática. El croar de las ranas libran una batalla con el canto de los pájaros, ganando las primeras. Al principio cuesta verlas en un mar de nenúfares y juncos, luego te acostumbras a las localizas más fácilmente. Que razón tenía la guía del aparcamiento en considerar esta parte del río como la más bucólica, las charcas cubiertas por completo de nenúfares en flor,los sauces se inclinan con una reverencia hasta tocar el agua con sus finas ramas, las orillas plagadas de juncos y toques de color amarillo de los lirios de agua.


Seguimos la senda unas veces por la orilla izquierda del río, otras por la derecha, hasta que llegamos a la Cueva Negra, situada a unos 50 mts. más arriba del cauce del río. Decidimos visitarla, este va a ser la única pendiente que vamos a subir, corta pero empinada. Entramos a la cueva y comprobamos que sus habitantes deben ser cabras, o tal vez ovejas, el caso es que hay una buena capa de excrementos en toda la cueva, lo cual indica que llevan mucho tiempo usándola tal vez como refugio nocturno y en horas de mucho calor. La cueva no es muy grande pero las diferentes aberturas ofrecen un buen juego de luces.


Bajamos de nuevo a la orilla del río, y seguimos su monótono curso. El Cañón va girando a izquierda y derecha, unas veces más ancho otras más estrecho. En sus paredes verticales vamos descubriendo a los buitres, ajenos al trajín de las ranas en el río. En una de las muchas charcas del río, hay una especie de mirador, desde donde vemos más de cerca a los anfibios, supongo que están tomando el sol sobre las hojas de los nenúfares.


Seguimos río abajo y en una de las paredes del cañón nos encontramos con varias colmenas,  usadas por los frailes cuando poblaban la ermita del cañón. Unos metros más adelante vemos su silueta, y pegada a ella la Cueva Grande. Se nota que tenemos cerca el aparcamiento un par de kilómetros más abajo, los menos andarines lo tienen mejor para acceder al cañón y esto hace que la cueva este abarrotada, así como la ermita y sus aledaños.



Después de visitar la cueva y la ermita de San Bartolomé volvemos por nuestros pasos alejándonos del barullo humano. Buscamos un sitio para comer más tranquilamente a la sombra de los árboles, como fondo el río, el croar de las ranas y las paredes verticales del cañón.

Comidos y descansados volvemos a retomar el camino, tenemos que desandar lo andado en busca del puente de los Siete Ojos. Son las horas centrales del día y el calor aprieta, agradecemos la sombra de los árboles ribereños. Hay nubes de evolución y nos puede caer alguna tormenta, aligeramos el paso y en un par de horas ya estamos de nuevo en el coche. Hay mucho bochorno, hemos acabado todo el agua que llevamos, menos mal que en el aparcamiento hay una fuente. Después de saciarnos y refrescamos, le preguntamos a la guía donde podemos ir a bañarnos a un río, nos habla del nacimiento de la Fuentona en Muriel de la Fuente y allí nos dirigimos.

La Fuentona es un espacio natural protegido, se trata de la surgencia del río Abión en el lugar conocido como el Ojo de la Fuentona. En este lugar donde surge el río, existen galerías que bajan a más de 100 m. de profundidad, filmados por el programa "Al filo de lo imposible". Aunque no se ha descubierto todavía su profundidad total, dado el elevado riesgo que esto conlleva. Sorprende el profundo color azul de sus frías aguas y las truchas de un tamaño considerable seguramente debido a la falta de enemigos.




Pero al ser un espacio protegido esta prohibido el baño, por lo tanto buscamos el baño en otra parte, lo mejor es acercarse al cercano embalse de la Cuerda del Pozo, donde hay playas idóneas para el baño. De camino al pantano pasamos por el pueblo medieval de Calatañazor, un hermoso pueblo amurallado, lugar de grandes batallas, donde Almanzor perdió la suya con los castellanos y leoneses. 


Llegamos al embalse y por fin los niños pudieron disfrutar de un merecido baño. 


Fin de la jornada y vuelta para el camping. Estamos al final del "puente", pero aún tenemos que quemar algún cartucho más.

Para ver las fotos o descargar el track pulsar el icono correspondiente.





viernes, 25 de junio de 2010

El circo de las Lagunas de Neila.


Son las 8:00 h. de la mañana, nos desperezamos, desayunamos, preparamos las mochilas y nos vamos a la Sierra de Neila en busca de las afamadas lagunas de Neila. No es la primera vez que vamos a visitarlas, aunque de un modo totalmente diferente, en esta ocasión las recorreremos andando y buscaremos una vista más aérea para verlas en todo su esplendor, para ello subiremos a la Campiña (2.049 m.), como punto más alto de esta zona glaciar.

El circo de las lagunas de Neila es un rosario de  lagunas de diferentes tamaños, las principales son: Negra, Larga, Patos, Cascada, Brava y Corta. Estas lagunas están encerradas en un circo de origen glaciar con dos cumbres que superan los 2.000 m. de altitud. 

Os puedo asegurar que es un lugar maravilloso, enormemente mágico y hasta no hace mucho, desconocido. Para mi humilde entender es uno de los parajes más bellos del sistema Ibérico, que compite en hermosura con la cercana Laguna Negra, ya en tierras Sorianas.

Empezamos la ruta en el refugio de Neila, subimos por la carretera y unos metros más arriba nos encontramos con la primera laguna, la de los Patos, por la que pasaremos en nuestro camino de vuelta. Pasadas unas curvas llegamos a el primer mirador. Enfrente tenemos la figura de el pico Urbión, que desde ayer dejó de ser desconocido para nosotros, Ana nos indica su posición:


 Desde este punto  giramos a la derecha y bajamos entre los pinos hasta encontrarnos con una pista que nos lleva a la laguna de la Cascada. A los pies de la laguna hay un refugio, ahora se ve prácticamente abandonado, pero en su tiempo tendría que ser muy acogedor.


 Dejamos la laguna y siempre entre pinos vamos a buscar un cortafuegos por el que iremos ganando altitud hasta llegar a las lagunas superiores. Mientras tanto Ana tiene una guerra particular con un buen puñado de moscas, que en séquito sobre su cabeza resultaban bastante molestas, si Ana mueve la cabeza a un lado, las moscas siguen el movimiento de la cabeza, su molestia se convertía en mofa para mi y los niños que no nos podíamos aguantar las carcajadas.



Seguimos subiendo los cuatro y el peculiar séquito de Ana, que se empeñaban en seguirla como los fieles sirvientes siguen a su amo. Ya estamos más arriba de las lagunas superiores y nos encontramos con una pequeña cima repleta de montones de piedras o hitos que me recordaba la cima de la Imunia, desde esta cima tenemos unas excelentes vistas de las lagunas Negra y Larga.


Subimos hasta una senda que recorre todo el circo por su parte superior, después la seguiremos, pero ahora nos vamos en busca de un lugar conocido como el Barranco de las Calderas. Se trata de un profundo barranco de piedras redondeadas por la erosión del arroyo de Palazuelo. Lugar donde se realiza barranquismo y particularmente bello y solitario. En el horizonte se presentan las primeras nubes de tormenta, hay que darse prisa; mientras tanto el viento hace que el grupo de fieles seguidoras se vayan a lugares más resguardados, lo cual agradece Ana enormemente con un profundo suspiro de alivio, ya que su paciencia estaba muy tocada.

Si bien no pudimos recorrer todos los recovecos del lugar, si disfrutamos de algunos rincones de una belleza singular, y como no Saika se apropiaba de todas las pozas que íbamos descubriendo por el corto recorrido que realizamos. 


Salimos del barranco y nos dispusimos a comer. Mientras tanto la tormenta viene en nuestra dirección, barriendo con una lluvia fría y vivificadora a su paso por esta comarca cubierta de pinos. Decidimos ponernos en marcha con el bocado en la boca, la tormenta esta muy cerca y nos va a alcanzar. Sin apenas tiempo para decirlo nos caen las primeras gotas, primero suave, luego más fuerte, al final nos cae de lleno el chaparrón. Por suerte dura unos minutos y cuando llegamos a lo alto del circo ya estamos prácticamente secos.

Tenemos de nuevo a las lagunas a la vista, seguimos nuestro caminar rodeando las lagunas y disfrutando de las bellas vistas. En el horizonte se dibujan las siluetas de los picos de Urbión y de la cercana sierra de la Demanda, uno de ellos ya en territorio riojano, se perfila de una forma imponente, creo que se trata del pico San Lorenzo, dan ganas de ir hacia él y atravesar el mar de pinos que tenemos a nuestros pies y pueblan estas sierras, seguro que sería una buena aventura. Absorto con mis aventuras imaginarias llegamos a un mojón geodésico; al lado del mojón, un pequeño buzón nos indica que nos encontramos en la cima de la Campiña.





Nos sacamos unas fotos y sentados a los pies del mojón disfrutamos de las vistas, intentando retener en nuestras retinas y a su vez en la fugaz memoria, todos los accidentes geográficos que dibujan este paisaje enormemente bello y bucólico.

Seguimos el camino que nos llevará por todo el borde del circo y que baja hasta la laguna de los patos, nos  encontramos prácticamente en el final de la ruta. Saika como no puede ser de otra manera se zambulle en las profundidades de la laguna, creo que es la que más esta disfrutando, olisqueandolo todo y chapuceando en cualquier porción de agua acumulada que se encuentra por el camino.


Llegamos al refugio y descansamos un poco mientras la "eterna" Yaiza termina los macarrones que no se pudo comer por la tormenta. Después todavía nos queda tiempo para visitar el nacimiento del rió Arlanza y posteriormente, contemplar las huellas de unos antiguos y enormes pobladores, son las pequeñas señales de los auténticos dominadores de la tierra, aunque de esto hace mucho, mucho tiempo...



Para ver las fotos o el track pulsa en el icono correspondiente. 





 




jueves, 24 de junio de 2010

Pico Urbión desde la Laguna Negra.


Unos pocos días de "puente" nos bastan para realizar una escapada deseada y pendiente por tierras castellanas, me refiero a los Picos de Urbión y a la sierra de Neila, lugares a camino entre Soria, Burgos y La Rioja. Ya recorrimos parte de estas sierras hace muchos años, por entonces no teníamos niños y teníamos otra forma de disfrutar de estos montes. Por entonces nos gustó tanto que repetimos en más de una ocasión. En nuestra mente estaba poder enseñárselas a nuestros hijos, lo intentamos  el año pasado, pero las nevadas tardías no nos lo permitió. Este año, el día de San Juan, fecha particularmente  especial para nosotros, nos dio de nuevo la oportunidad.

Covaleda, pueblo serrano a los pies del mismísimo Urbión, fue el lugar elegido como punto de partida para las diferentes rutas y también de descanso después de las jornadas de monte. 

Llegamos a Covaleda después de unas tres horas de coche, descargamos, preparamos las mochilas y camino a la Laguna Negra.

¡Empezaban nuestras pequeñas vacaciones!.

Llegamos a las inmediaciones de la Laguna Negra pasado el mediodía, con un día espléndido y con el sol luciendo en lo más alto, se me antoja un cierto grado de locura y temeridad, empezar una caminata a estas horas, pero reprimo los temores y marchamos con las mochilas cargadas de agua. Abandonamos el coche y subimos andando los cerca de 2 km. de carretera que te llevan a la laguna. Pues sí, parece que vamos a pasar calor, aunque pronto dejaríamos la carretera para adentrarnos en la refrescante sombra de los pinares. En unos metros ya estábamos en la Laguna Negra, lugar de leyendas y otro paraíso natural de nuestra geografía peninsular. 

La laguna de origen glaciar situada en un circo rocoso, a cerca de 1800 mts. de altitud, rodeada de rocas, helechos y pinos. El color azul oscuro de sus aguas da pie a muchas leyendas, casi todas tan oscuras como sus aguas. Dicen que la laguna no tiene fondo y que en las profundidades de la laguna se encuentran plagadas de criaturas tan grandes, que devoran en unos segundos lo que cae en ellas. También es la morada eterna de el padre de los hijos de Alvargonzález, asesinado a manos de sus propios hijos; lo relató el propio  Antonio Machado, seguramente fascinado por la belleza de estos lugares:

“Hasta la Laguna Negra,
bajo las fuentes del Duero,
llevan el muerto, dejando
detrás un rastro sangriento,
y en la laguna sin fondo,
que guarda bien los secreto…




Dejamos la laguna y tenemos que sortear el muro rocoso, a la izquierda de la laguna parte el paso que salva la muralla. En unos cientos de metros sorteamos el empinado paso y ante nosotros se abre un terreno despejado, verde, repleto de pequeños charcos y lagunillas que se van formando por el paso de los riachuelos que pueblan el fondo de este pequeño valle alpino.

El calor sigue apretando y además vamos teniendo hambre, pero preferimos esperar a llegar a la cumbre. Pasamos un pequeño collado desde donde vemos muy cercano el pico, pasamos por otra laguna y Saika disfruta con el baño.


Seguimos subiendo y pasamos por los restos de los últimos neveros, después llegamos a un altar a los pies de la cumbre, rodeamos las últimas rocas de conglomerado, hasta llegar a la cumbre. En la cumbre perduran los restos de un mojón, seguramente tumbado por alguna tormenta o tempestad y una cruz.


No podemos más, tenemos que comer algo. Y empezamos a comer mientras contemplamos las vistas  a más de 2.200 mts. de altitud, en el lugar donde nace el Duero, famoso río que riega y da vida a algunos de los más afamados caldos ibéricos. No estaría mal disfrutar de alguno de ellos en este momento, cual mundano y a la vez divino placer.


Ahora nos toca volver, pero antes visitaremos la laguna helada, desde donde volveremos a retomar el camino de vuelta a la Laguna Negra.




Nos hacemos las últimas fotos con la Laguna Negra como protagonista, pero antes de partir al encuentro del coche, buscamos con la mirada a alguna de las criaturas que moran en el fondo de la laguna, pero el bullicio de los visitantes, hacen que se escondan aún más, eso sí, alertas y acechando, esperando el despiste de algún turista, o el atrevimiento de algún  bañista. Nosotros, preferimos refrescarnos en aguas menos peligrosas...
Después de un día tan caluroso nos espera un helado y una cerveza bien fría, mientras nos dejamos llevar por el delicioso aroma a pino, que lo inunda todo con su fragancia.

    FOTOS DE LA RUTA                 TRACK DE LA RUTA
   

domingo, 20 de junio de 2010

Los Canales de Dulla y La Cascada de Mea


Hace unos meses recorrimos parte del sendero de gran recorrido GR-85 que transcurre en su totalidad por la comarca de las Merindades, en el norte de Burgos. Nos gustó tanto el recorrido que nos quedamos con ganas de más. En esta ocasión la primera idea era realizar otra etapa del GR-85, pero debido a las últimas lluvias caídas, temíamos no poder atravesar el desfiladero de las Palancas. Buscamos otros lugares por la zona y nos pareció interesante recorrer parte de los canales de Dulla y de paso visitar la cascada de la Mea, muy cerca del lugar.

Los canales de Dulla es una serie de profundos barrancos situados en la zona meridional del complejo Ojo Guareña,  entre las localidades de Villamartín de Sotoscuevas y Quintanilla de Valdebodres.

Quedamos en Espinosa de los Monteros para tomar un café rápido y seguídamente nos dirigimos a Villamartín de Sotoscuevas, desde donde parte la ruta circular marcada como PR.C.BU-33, aunque nosotros variaríamos un poco el recorrido original. 

Empezamos a andar compartiendo tramos del GR-1, dejamos el sendero de gran recorrido para desviarnos hacía el sur buscando la cima de Dulla. Llegados a un pequeño lago artificial dejamos la ruta original para subir al collado que nos acerca al Dulla. La cuesta es corta pero empinada, una vez llegados al pequeño collado contemplamos los canales en toda su magnitud, una magnífica vista del profundo cañón con las laderas cubiertas de vegetación. Seguimos disfrutando del entorno recorriendo el cañón por la parte más alta de la ladera, casi pegados a la hilera de rocas superiores. El cañón se va cerrando y la vegetación aumenta, decidimos buscar un lugar para salir del barranco hacía la parte superior, de este modo volvemos a enlazar con el camino original.

La senda va descendiendo hasta llegar al fondo del cañón donde nos espera un pequeño riachuelo, será nuestro fiel compañero y la senda lo cruza unas cuantas veces hasta llegar a Quintanilla de Valdebodres. Llegamos con el mediodía y las numerosas fuentes del pueblo nos ayuda a refrescarnos y a calmar la sed. 

En apenas un kilómetro llegamos a la cascada de la Mea.


La cascada de la Mea es un precioso salto del río de la Mea que cae al vacío tras superar un cortado calizo, lo curioso de esta cascada es poder estar debajo del salto y rodearlo en su totalidad por su parte trasera. Este es el lugar idóneo para sacarnos la foto de grupo y descansar a la sombra del cortado.


Volvemos a Quintanilla para reponer fuerzas y comer tranquílamente a la orilla del río. 

Es hora de volver por otro de los barrancos que nos llevará hasta Villamartín de Sotoscuevas, se trata de el barranco de la Mata. Una vez superado el barranco tenemos a la vista a este pequeño pueblo burgalés.

Todavía es pronto y nos queda por visitar el sumidero de Ojo Guareña y la ermita de San Bernabé, situada al abrigo de la roca.




Todavía nos queda algo de tiempo de tomar un café en Espinosa de los Monteros y de comer alguno de sus deliciosos dulces.


  1. Fotos de la Ruta.
  2. Track de la Ruta.









lunes, 7 de junio de 2010

Desde Mildón al Caleyu (30-05-2010)


El año pasado, allá por el mes de marzo realizamos una de las rutas que más nos ha gustado: Cueto las Vacas desde Oceño. Fuimos unos cuantos a preparar la ruta y después de realizarla paramos en el bar que hay en Mildón, fue el dueño del bar el que nos habló del Saltu el Caleyu, una preciosa caída del río entre dos riscos.


Nos gustó tanto la zona que nos prometimos volver...

Ha pasado más de un año y hemos vuelto a la zona, esta vez con la primavera avanzada dispuestos a adentrarnos en los hayedos y robledales de la zona. En esta ocasión el recorrido va a ser diferente y vamos a iniciar la marcha por la garganta del río Mildón para después subir hasta la majada de Vierru, desde donde bajaremos por la riega de la dehesa en busca del Saltu.

Puede que penséis que soy un exagerado e incluso me tachéis de excesivo, pero no miento si os  afirmo que el paraíso existe y que este se encuentra en estas sierras. Profundos desfiladeros, ríos que buscan su camino entre las rocas, cascadas de agua, amplios bosques, afilados riscos, majadas con verdes campas, murmullos de agua, paz, silencio....

Fueron nueve horas de ensueño, nos olvidamos del mundo y de sus problemas, solos, ilusionados como exploradores que se adentran en lo desconocido descubriendo tierras vírgenes, que más puedo decir, todavía sale humo de la cámara, demasiada belleza para ser plasmada en unos cientos de fotografías, lo mejor es acercarse y contemplar el paraje con ojos inquietos y deseosos de captar todos los detalles.

Nuestra pequeña aventura empieza en la carretera de subida a Oceño,  la abandonamos en una de las curvas para llegar a la majada de Brazaos, asomada en el borde del desfiladero del río Mildón. Desde aquí parte una pequeña senda que serpentea por las faldas de Cueto Salvosu.


Poco a poco nos vamos acercando al río y le oímos como un susurro cada vez más fuerte, creo que nos llama: "Venid, Venid... y contemplad". Llegamos al origen del murmullo y la riega nos enseña sus secretos: discurrir de aguas, pequeñas pozas  de aguas transparentes formadas en un lecho de rocas, árboles haciendo reverencias al agua curvando sus ramas hasta rozarla, como si a través de las hojas bebieran el rico elexir de la vida.

Seguimos río arriba por el margen izquierdo, buscando los pasos entre las rocas y la crecida vegetación. Llegamos a un pequeño puente fabricado con piedras superpuetas en dos maderos, que atravesaremos para cambiar de margen y subir por una pequeña senda que enseguida coge nivel entre hayas y robles. Salimos a un claro del bosque, cubierto de vigorosos helechos de gran altura. Desde aquí las vistas son impresionantes.


Nos acercamos al mediodía y no hemos visto un alma desde que hemos salido, es como si nos hubieramos adentrado en otro mundo o en otra dimensión distinta a la nuestra. 

Tomamos un pequeño refrigerio y empezamos la parte más dura de la ruta, tenemos que subir por una de las riegas buscando el camino que lleva a la majada de Vierru. El subida se hace dura, acrecentada por la humedad y el calor reinante, aunque vamos subiendo entre hayas, la humedad es muy grande y la sensación de bochorno es tremenda.  El bosque va cediendo terreno y al fin llegamos al camino que seguimos a la derecha en busca de un cercano collado. Buscamos un pequeño pico para ver el entorno y sacarnos la foto en el punto más alto de la ruta.


Desde aquí vemos las cabañas de la cercana majada de Vierru, allí nos vamos para dar descanso a nuestros pies y reponer fuerzas con la comida. Aquí fue donde nos encontramos con una pareja que subían desde la Pernal y compartieron lugar de avituallamiento con nosotros. Después de saciar el hambre con una hermosa y florida campa a nuestros pies, era dificil  no dejarse caer en los brazos de Morfeo...


Nos apena dejar esta florida campa, pero tenemos que seguir nuestro camino, nos queda la última maravilla de la ruta: El Saltu del Caleyu.  Pronto dejamos la Majada y nos adentramos de nuevo entre los robles y las hayas, por el camino cruzamos otra riega y vemos un gran argayo que ha cambiado la fisonomía de la riega, llevándose a su paso devastador a los sufridos árboles, dando la apariencia de una gran cantera sin vegetación. Seguimos nuestro camino y pasamos un par de cascadas de agua, el bosque se vuelve más frondoso y los rayos de sol luchan por llegar al suelo. Un poco antes de llegar a la Pernal, hay una pequeña senda que baja por detras del Saltu, llegamos hasta abajo de la riega buscando el lugar por donde pasar al otro lado de la roca para contempar el Saltu, pero no había manera, Javi por un lado, Yo por otro , Pili y Ana por otro más, pero nada de nada no acertamos a encontrar el paso, el tiempo se echa encima y hay que abandonar la tarea. Decepcionados empezamos a subir de nuevo, ¡Que pesado se hace desandar lo andado sin cumplir el objetivo!.


Cruzamos la Pernal y abandonamos la pista para bajar hasta los coches que están cerca de la riega, tenemos la esperanza de ver el Saltu aunque sea de lejos. Pero el Saltu juguetón se empeñaba en no dejarse mostrar,  unas cuantas veces nos acercamos para buscarlo entre la vegetación, pero una y otra vez el Saltu se escondía, supongo que la vegetación circundante lo ha tapado y los árboles ahora están muy frondosos. Creo que no nos deja verlo, escondiendo así su secreto.


Nos faltó comernos la guínda del pastel, pero tengo que reconocer que el Saltu  del Caleyu es precioso, sin embargo solo es una pequeña parte de lo que hoy hemos visto en estas sierras. 

Dicen que no hay dos sin tres, y nosotros voveremos a seguir descubriendo esta porción del cercano paraíso asturiano.


Esta es una de esas ocasiones en que creo que las fotos se quedan cortas y no plasman la tremenda belleza y la magnitud del lugar, aún así espero que os gusten.


  1. Fotos de la ruta.
  2. Track para el GPS
¡Precaución!,Tened en cuenta que el tramo del track que baja al Salto Caleyu desde la Pernal no llega hasta la base del mismo, ya que no encontramos el paso.




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